LO QUE SIGUE es una ficción que a casi todos nos gustaría observar en una ‘cadena’ de Chávez. Y no sólo en las de él. También hubiese sido estupendo haber visto algo así durante una cadena de LHC, ó de Lusinchi, ó de Caldera, ó de CAP, pero, lamentablemente, ellos nunca se atrevieron. Y, al paso que vamos, seguro que Chávez tampoco se atreverá. Pero bueno, este es el relato imaginario. Adelante:
LO QUE SUCEDIÓ durante aquella ‘cadena’ fue algó inesperado. Ya Chávez lo había anunciado al comienzo, pero muy pocos lo tomaron en serio. “No apaguen sus televisores…” dijo temprano el presidente “…porque esta noche les tengo tremenda sorpresa!”. Y entonces, empezó como siempre a hablar de Bolívar y de la Revolución, pero a eso de las 9 de la noche, tras tomar un poco de agua, finalmente anunció: “Bueno, llegó el momento de la sorpresita.” Y le hizo una seña a un técnico fuera de cámara, y le dijo: “Amigo. Vamos a contactar ya con la reportera que está en la calle, ¿si? pero, por favor, déjeme abierto este micrófono…” Entonces, con un corte directo, la imagen de Chávez fue sustituída por la imagen de la reportera Fulanita de Tal, del noticiero de Venezolana de Televisión, transmitiendo desde una calle llena de quintas elegantes en alguna parte del Este de Caracas. “Buenas noches, Presidente, como está?”. “Muy bien, Fulanita. Buenas noches…” contestó la voz de Chávez desde el Palacio de Miraflores. “¿Como están por allá, todo listo?” “Listo, Presidente.” “Bueno,” dijo Chávez “Entonces, ¡comiencen cuando quieran!” Y la muchacha comenzó a hablar. “Amigos televidentes, en estos momentos nos encontramos en la Urbanización Tal, frente a la residencia del señor Zutano Mengánez, alto funcionario de este gobierno, para presenciar, en vivo y en directo, la captura del mencionado funcionario por parte de los Cuerpos de Seguridad del Estado. Al Sr. Mengánez se le acusa de corrupción administrativa, con cargos por enriquecimiento ilícito y otros delitos. Repetimos, estamos en vivo y en directo, desde la Urbanización Tal, del Este de Caracas…”
Los televidentes no podían creerlo. Los que estaban en su casa viendo la cadena le gritaban a sus familiares para que corrieran al televisor o llamaban por teléfono frenéticamente para asegurarse que sus parientes y conocidos no se estuvieran perdiendo aquello, que, de verdad, parecía de película.
“Pon la cadena, chamo, pon la cadena!” dijo uno por teléfono “¿Qué pasa?” exclamó el otro. “¡Pana, pónla ahora mismo, para que veas cómo se están llevando preso a Mengánez!” “¿En serio?” preguntó el otro, asombrado. “¡Si, si, en serio! ¿Ya lo estás viendo?” Y el otro exclamó: “¡Verga, si! ¡Qué báaarbaro!”
Efectivamente, la cámara mostraba a Mengánez, esposado, saliendo de su casa flanqueado por dos detectives. Cuando llegaron a la patrulla, la reportera se acercó a Mengánez y le puso un audífono en el oído y luego le dijo a Chávez: “Ya el señor lo escucha, presidente… ¿Ud. quiere hablar con él?” “Si, sí. ¡Por supuesto! ¡Epa, Mengánez! ¿Me escuchas?” Y Mengánez, indignado y sin mirar a cámara, exclamó: “Lo siento, yo no tengo nada que declarar. Y si me van a llevar, llévenme de una vez, no joda!” Y entonces Chávez, continuó: “Chico, vale, Mengánez, ¡no digas groserías! ¡Mira que estás en televisión! Además, ¿por qué no me hiciste caso? Yo se los tenía dicho a todos ustedes ¿si o no? ¿Cuántas veces les dije que no se pusieran a robar? Aaaah, no, pero ustedes no escuuuchan. Ustedes creen que esto de querer cambiar al país es una guachafita. Pues no señor, Mengánez, no señor!”
Pero Mengánez no fue el único de esa noche. Durante el resto de la cadena, se hicieron, en vivo, otros cinco operativos de captura. Y en todos los casos, Chávez hablaba con ellos desde Miraflores y a todos les recordaba lo mismo. Es decir, que habían sido advertidos, pero que igual no hicieron caso y robaron. El país estaba en shock. Y, ante el impacto de lo que se estaba transmitiendo, había distintas reacciones. La mayoría, convencida, exclamaba “¡Bien hecho!”. Y otro grupo más escéptico, que incluía a los periodistas, comentaba: “¡No hombre!… Tanto show y después segurito que los sueltan a todos…” Pero el presidente concluyó su cadena diciendo. “Bueno, este es sólo el comienzo. Seguiremos descubriendo a los que roben y metiéndolos presos, aquí, en vivo y en directo. ¡Ah! Y en la próxima cadena le toca a otra media docena que ni siquiera sospechan que los tenemos pillaos. Así que aprieten el que les conté, porque aquí no se salva nadie. Primero daremos el ejemplo atrapando sólo a los del Gobierno. Pero, eso sí, a todos los que hayan robado en los gobiernos anteriores, les digo que también se preparen. No importa en que país estén, ni donde estén escondidos, pero ¡allá vamos! Olvídense de seguir disfrutando de la buena vida a costa de todo lo que se llevaron de aquí!”
Y así fue. En los primeros seis meses cayeron presos por televisión más de cien funcionarios chavistas, incluyendo, desde militares de alto rango hasta fiscales de tránsito matraqueros y también dieciesiete ex peces gordos de gobiernos anteriores. Y además, todo lo expropiado a los corruptos se entregaba luego por televisión, a la Cruz Roja, la Sociedad Anticancerosa, etc. Por supuesto, la corrupción no desapareció de la noche a la mañana, pero descendió en forma contundente pues todos los corruptos, de cualquier nivel social, temían ser atrapados por televisión, por el propio presidente de la Nación, y de esa manera tan humillante…
EPILOGO: Al igual que los presidentes anteriores, Chávez es un charlatán, y jamás se atreverá a hacer esto. Y eso lo sabemos todos. Pero lo peor es que el Presidente que venga después de Chávez, aunque sea mucho más ‘sociedad civil’ o aunque ‘le caiga mejor’ a los Medios, tampoco tendrá el coraje necesario para concretar algo así, llámese Peña, o Borges o Mandrake. Y eso, TAMBIEN lo sabemos todos. Y es triste que sea así, porque, a fin de cuentas ¿no son acaso esos dos males, LA CORRUPCIÓN A GRAN ESCALA, con las enormes trampas que hacen los gobiernos, y la corrupción A PEQUEÑA ESCALA, con las pequeñas trampas que hace cada ciudadano, las que terminan destruyendo a un país? ¿No ha sido simplemente la mezcla continua de esas DOS corrupciones la que tiene a nuestros países tan desbaratados como los tiene? ¿Entonces? ¿Es tan difícil que alguien haga algo concreto al respecto más allá de hacer cadenas y de hablar paja sobre “hacer una revolución” o mas allá de apagar unas luces y hablar paja sobre “defender a la democracia”? Ah, pero no lo olviden: CAP y los otros también hubieran podido, pero no lo hicieron. Chávez nunca lo hará. Y el próximo que venga, por mucho que nos laven el cerebro, menos aún… ¿Entonces? ¿Es que nunca habrá un Presidente con cojones de verdad? ¿Que de verdad ponga preso tanto al ministro corrupto, como al empresario ladrón, como al empleado deshonesto, como al infractor de tránsito? Qué lástima que esta historia sea sólo una ficción, porque, si algún día algún presidente se atreviese a regalarnos una ‘cadena’ así, ¿acaso el País no se SENTIRIA diferente? ¿acaso no comentaríamos todos emocionados, unos con otros, que ahora, por fin, si llegó una Revolución?
Una vez más, suerte para todos.
Carlos Sicilia, Caracas, Venezuela.
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